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    Nadaista Bandido | Jaime Espinel

    Injustamente desconocido en las letras nacionales, es el mejor de los cuentistas que escribió sobre la ciudad y el país, en los finales del siglo veinte. Jaime Espinel hablado tendía a opacar al cuentista excelso, al cronista minucioso que incorporó a su literatura el habla popular de Medellín, con ironía, con juegos verbales particulares, con la expresividad que casi inaugura un género. Mediante ella ligó el destino de Medellín con Manhattan. Textos que proceden de la tradición oral del barrio, de la crónica roja, de los héroes marginales que alternan fútbol y bar con bandoneón de fondo, hombres fronterizos que oscilan entre sueños de gloria, cuchillos o disparos. "Se pegó una moridita" cuando estaba en la empresa de demostrar, en una novela, el origen antioqueño de Pancho Villa.