Damos vida a las ideas

A veces nos pasamos la vida aplazando lo que queremos hacer y nos quedamos esperando el momento indicado. Tal vez nunca llegue. Esperamos que se alineen los planetas para perder el miedo, echarnos al agua y conquistar ese deseo que siempre hemos tenido, pues la vida es lo que sucede mientras uno va buscando cumplir los sueños.

La pandemia llegó con muchos cambios, el más significativo fue la conciencia, una vez más, de la inminencia de la muerte. Mi abuelo murió y además de la profunda tristeza que me acompañará siempre, unas de las cosas que entendí es que me puedo morir sin hacer las cosas que quiero hacer. ¿Qué estaba esperando? No lo sé.

Mi sueño era tener una librería, un lugar para charlar de libros, para tomar un café colombiano con un rico croissant calientico. Un lugar en el que las palabras brotaran y sirviera de excusa para compartir la pasión de la literatura. Era un anhelo que iba aplazando por otras cosas que hoy, viéndolo en perspectiva, las siento poco importantes, fútiles.

Mi sueño era un lugar para dar posada a mis amigos y amigas escritores, porque, aunque ellos no lo sepan son mis amigos y hemos vivido muchas historias juntos. García Márquez y sus frases inmortales, Pamuk y su Turquía, Vallejo y su cantaleta ilustrada, Saramago, Oriana Fallaci, Kafka, Wilde, Borges, Sábato, Woolf, Dostoievski, Balzac, Bécquer, Lispector, Restrepo, Machado, Muñoz Molina, Ende… pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Mi sueño era una librería sin pretensiones, sin ínfulas de intelectualidad que llevan a mirar a otros por encima del hombro, esos que ignoran que, quien lee para sentirse superior a los demás; no ha leído bien, pues si algo muestra la lectura es lo miserables que somos, nos iguala.  

Ese sueño se cristalizó en mayo de este año. En tiempo récord un equipo de profesionales por el que estoy rodeado me ayudó a hacer realidad el lema de Te Creo: damos vida a las ideas. Para ellos y ellas gracias, en especial para Caro, mi novia, ella con su creatividad y paciencia (conmigo, sobre todo), logró diseñar una hermosa librería y hacer tangible un proyecto que daba vueltas en mi cabeza. Crecimos, tenemos dos sedes, una en Belén, acompañada por la escuela de arte, la otra en el Centro comercial Viva de Envigado en las que soñamos tener muchos lectores de todo tipo, porque nuestra librería es una librería para todos, apasionada, entretenida, colorida, crítica y muy bien atendida. 

También nació esta página para la que escribo este blog, que busca, además de recordarles lo inútil y frustrante que es esperar el momento indicado para cumplir sus sueños, decirles que acá pueden conseguir sus historias favoritas, o si nunca han leído déjennos mostrarles el mundo maravilloso que se están perdiendo. Los esperamos con las hojas abiertas, para conversar de historias, de fantasía, de letras, de los placeres oníricos, de lo divino y lo humano, por medio de ese maravilloso invento del ser humano que es la palabra, porque ahora, mi sueño no era, mi sueño ya es, y quiero compartirlo y vivirlo con ustedes.